La importancia de la planificación urbana
- Gabriela Vildósola
- 13 mar 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 22 mar 2022
En junio próximo se cumplen 10 años de la aprobación del Plan de Desarrollo Urbano Sostenible de la ciudad de Iquitos 2011-2021 realizada con Ordenanza Municipal Nro. 15-2011-A-MPM del 10 de junio del 2011; y resulta necesario reflexionar, a la luz de la realidad de nuestra ciudad y las enormes brechas que existen con el desarrollo urbano sostenible planteado en ese documento, sobre el significado y la importancia de la planificación urbana como política pública y de los planes urbanos como sus instrumentos. Así mismo, hacer un balance del cumplimiento del actual PDU y establecer los desafíos a partir de este análisis.
En el 2016, el Consejo Nacional de Competitividad emitió un informe sobre la ejecución de proyectos contenidos en los planes urbanos a nivel nacional. En Iquitos, de los 105 proyectos propuestos en el PDU 2011-2021, solo el 10% se encontraban viabilizados; sin embargo, no se tiene evidencia de los proyectos ejecutados a la fecha. El promedio nacional es de 10.2%. La realidad nos demuestra que las autoridades locales no reconocen en los planes urbanos, los instrumentos necesarios para planificar y gestionar la ciudad. En el 2018 a nivel nacional solo el 43% de municipalidades distritales contaban con un plan urbano, y el 47% de las municipalidades provinciales habían desarrollado un plan de acondicionamiento territorial. La mayoría no los tiene, aunque tenerlos tampoco garantiza que se apliquen.
Por otro lado, se tiene la desvinculación de los ciudadanos en la toma de decisiones de lo que se hace o deja de hacer en la ciudad, y el desconocimiento de la importancia y los beneficios que una adecuada planificación urbana puede tener en la mejora de la calidad de vida de la población o, por el contrario, su deficiente implementación o inexistencia pueden ir en detrimento de la calidad del hábitat.
Esta realidad se evidencia en los procesos de expansión urbana de los últimos años, no planificados, autoconstruidos y en la mayoría de los casos promovidos por traficantes de tierras aprovechando la nula intervención del gobierno, produciendo barrios informales, algunos en zonas de riesgo; todos sin servicios básicos de agua y desagüe, con carencia de espacios públicos, precarias condiciones de habitabilidad de las viviendas; además de su desconexión con los servicios y equipamientos de la ciudad.
Foto: Emilio Santillán
La planificación urbana
Si partimos que la ciudad es dinámica y está en constante cambio se debe entender a la planificación urbana como un proceso permanente de toma de decisiones dirigido a gestionar las transformaciones de esta; establecer un conjunto de políticas públicas definidas participativamente que permitan regular la ocupación del suelo, solucionar el problema del transporte público, de la movilidad urbana, dotar de espacios públicos de calidad y el acceso a servicios básicos y vivienda digna; orientar el crecimiento urbano, la gestión del riesgo; generar las condiciones para el desarrollo inmobiliario, promoción de actividades económicas, desarrollo de obra pública e inversión privada, etc.
Para ello, es necesario contar con instrumentos de panificación y gestión urbana que van más allá de un reglamento de usos de suelo y parámetros urbanísticos; y un conjunto de proyectos públicos como se han reducido en muchos casos.
La legislación nacional prevé en el Reglamento de Acondicionamiento Territorial y Desarrollo Urbano Sostenible – RATDUS distintos instrumentos de planificación como el plan de acondicionamiento territorial para la provincia, el plan de desarrollo metropolitano para las metrópolis; los planes de desarrollo urbano para las ciudades mayores, intermedias y menores; los esquemas urbanos para los centros poblados rurales; así como algunos instrumentos de gestión y financiamiento urbano.
Todos ellos vinculados entre sí y con los planes de ordenamiento territorial, debiendo, además, formar parte de los planes de desarrollo concertados en sus distintos niveles. Aquí surgen algunos desafíos que hay que afrontar debido a la superposición de instrumentos en el mismo territorio; así como la rectoría de algunas instituciones como el MVCS, el MINAN y el Ceplan-PCM para los distintos instrumentos.
La planificación urbana es multidisciplinar y participativa y debe buscar el consenso y los acuerdos entre los diferentes actores de la ciudad en un proceso real de gobernanza urbana.
Finalmente, es indispensable desarrollar mecanismos de monitoreo y evaluación de la implementación de los planes y de los procesos de planificación urbana que permitan medir en tiempo real su eficacia y su efectividad; así como gestionar la transformación de la ciudad a partir de los cambios que se van produciendo.
Los desafíos para Iquitos
A escasos meses de cumplirse la vigencia del PDU y en cumplimiento del RATDUS se debe elaborar el plan de desarrollo metropolitano de Iquitos – PDM, así como el plan de acondicionamiento territorial de Maynas – PAT. Previamente es imprescindible hacer una evaluación sincera de cuanto se ha hecho y se ha dejado de hacer en el cumplimiento de los objetivos del Plan que fenece, evidenciando sus posibles causas y correcciones.
Foto: AV Arquitectos
Elaborar el catastro urbano de la metrópoli que refleje la realidad de la ciudad como insumo para la planificación. Pero, además, esta información es necesaria para mejorar la recaudación tributaria municipal que permite generar más recursos económicos.
Crear un organismo sostenido por los gobiernos locales que conforman Iquitos, con autonomía política, técnica y económica que se haga cargo de la planificación y gestión urbana y territorial. No es posible que todos los niveles de gobierno tengan intervención en la ciudad con obras desarticuladas, que no forman parte de ningún proceso de planificación y que a la larga no benefician a la población, perdiéndose los recursos en vez de optimizarse.
Construir una visión de ciudad y una agenda urbana de consenso que reconozca y entienda las características físicas, sociales, económicas y culturales de su territorio con propuestas acordes a su realidad que permita:
- Visibilizar y resolver las condiciones de habitabilidad y vulnerabilidad física, económica y social de las más de 90 000 personas que viven en las terrazas inundables en los bordes de la ciudad. No existe hasta ahora una propuesta que responda adecuadamente a sus modos de habitar.
- Recuperar la relación de la ciudad con el río, a nivel paisajístico, cultural y económico.
- Planificar y gestionar a nivel metropolitano la movilidad urbana, el transporte público, la agenda ambiental, la gestión de riesgos.
- Revitalizar la Zona Monumental y los monumentos históricos inmuebles como patrimonio vivo con valores funcionales, sociales, económicos y culturales para la sociedad actual.
Solo son necesarias tres cosas: voluntad política de la autoridad local, recursos humanos capacitados y una ciudadanía activa involucrada.
Publicado en Revista Línea Constructiva Edición 7 – Año 1 – febrero 2021